Debido a la sequía, disminuyó la producción eléctrica, monopolio estatal en Ecuador.
En vez de preguntarse cómo aumentar la producción, a los geniales tecnoburócratas del gobierno más bien se les ocurrió “castigar el consumo excesivo”, proponiendo triplicarles el precio del kw/h. De ahí la siguiente carta:
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Las empresas inteligentes tratan bien a sus clientes: los reciben con una sonrisa, les otorgan descuentos si compran en volumen. Toda compañía se alegra si la demanda de sus productos aumenta, pues significa más ingresos.
En cambio, para las eléctricas del gobierno, sus mejores clientes son “irresponsables, derrochadores, abusivos”, y los ¡castiga!, elevándoles el precio ¡hasta cuatro veces! si "compran mucho" los productos que ofrece monopólicamente.
Si las empresas trataran a sus clientes como el gobierno trata a sus siervos, perdón, ciudadanos, los perderían. Pero como son monopolios públicos, los consumidores debemos resignarnos a la escasez, al mal servicio, a los apagones, y al maltrato verbal por parte de los “servidores públicos”.