viernes, 14 de septiembre de 2012

Erigir un busto a un psicópata genocida

«El odio intransigente al enemigo que impulsa más allá de las limitaciones naturales del ser humano y lo convierte en una efectiva, violenta, selectiva y fría máquina de matar. Nuestros soldados tienen que ser así; un pueblo sin odio no puede triunfar sobre un enemigo brutal». Palabras del “che” Guevara, “el carnicero de La Cabaña” (prisión donde ejecutó a sangre fría a cientos de opositores y prisioneros de guerra, incluso menores de edad, sin juicio alguno).

La dictadura de Batista duró 6 años. El che reconoció ante la ONU que luego de 6 años de revolución «hemos fusilado; fusilamos y seguiremos fusilando mientras sea necesario. Nuestra lucha es una lucha a muerte».

Resumen de la vida del che: me declaro revolucionario con “buenas intenciones”, y empiezo a matar a quienes piensan distinto. ¿Eso es lícito? ¿Es admirable? Este psicópata genocida suele ser citado (“¡hasta la victoria siempre!”) y admirado en las altas esferas del poder. Y hasta un busto le han erigido en Guayaquil...


Tal vez algún lector se sienta escandalizado y discrepe. Es normal, no todos pensamos igual. Tal vez crea que estas ideas son peligrosas, y deben ser combatidas. Respetable opinión. Pero, ¿sinceramente cree que por pensar así merezco morir? ¿O debo matarlo a Ud. por no estar de acuerdo conmigo? Por supuesto que no. ¿Aceptaría que el gobierno mate a su padre, o a su hermano, sólo por no estar de acuerdo?

Psicopatía: «Anomalía psíquica por obra de la cual, a pesar de la integridad de las funciones perceptivas y mentales, se halla patológicamente alterada la conducta social del individuo que la padece». Me parece que se aplica a quien ejecuta sin juicio alguno, a sangre fría a prisioneros inermes. Genocidio: «Exterminio o eliminación sistemática de un grupo social por motivo de raza, de etnia, de religión, de política o de nacionalidad
». Lo que hizo el che.

Lincoln y el Norte fueron los agresores

En su artículo Presagio, Irene Vélez recoge hoy en diario Expreso el relato estándar de la guerra civil de EE.UU.: el opresor y esclavista sur fue vencido por el justiciero norte del libertador Lincoln. Pero no fue sólo eso.

Los estados del sur NO querían tomar el poder; querían permanecer libres, confederados. Los del norte querían un gobierno federal central (la “Unión”) que dominara incluso al sur.

Los estados del norte invadieron a los del sur para incorporarlos, contra su voluntad, a la Unión.  ¿Suena a colonialismo?  Lincoln, textual: «mi propósito en esta lucha es salvar la Unión, no salvar o destruir la esclavitud. Si pudiera salvar la Unión sin liberar un solo esclavo, lo haría».

Se liberó a los esclavos, y se colonizó a los confederados. Y nació el tan funesto imperio norteamericano gracias a Lincoln, que fue para el sur como el usurpador Bolívar para Guayaquil (quien entró con tropas, se declaró jefe supremo y la anexó a la fuerza a la Gran Colombia, desconociendo el gobierno presidido por Olmedo).

viernes, 7 de septiembre de 2012

El gobierno no sabe qué es la libertad


Al gobierno le salen los tiros por la culata. Desarma a los ciudadanos, para reducir la violencia; la percepción generalizada es que ha empeorado. Crea un impuesto para disuadir la salida de divisas; los capitales huyen en estampida (dulce derrota para el gobierno, que ya recauda más por el ISD que por el ICE). Dejó de pagar la deuda; ahora paga intereses más altos, con plazos más cortos y condiciones más severas.
Es que el gobierno no entiende la libertad (la ajena, por supuesto; la suya es una obsesión: que la soberanía, que vayan a ganar elecciones si quieren oponerse, etc.). Recela de ella, la ignora. Por eso tanta regulación, tanta amenaza de sanciones, tanto desplante a otros países.
La solución a todo problema, según el gobierno: «yo ordeno, ustedes obedecen, y éste será un mundo feliz». Cualquiera que haya sido adolescente sabe que “así de fácil, no es”.
Parafraseando a Couture: la libertad se venga de las cosas que se hacen sin su colaboración.
PS. Así, nos atrevemos a predecir que las medidas que se están tomando últimamente en el área de la educación, no tendrán el resultado esperado: porque no toman en cuenta la libertad: de estudiantes, profesores, padres de familia, que son los actores en esta área. Políticos y tecnócratas, que no deberían ser preponderantes en este debate, lamentablemente mangonean a sus anchas.
Si el lector no entendió aún a qué me refiero, haga una autocrítica, no sea que también adolezca de lo que atribuyo al gobierno: ignorar, desconfiar de la libertad, porque no la entiende.
Es que hay sólo dos formas de resolver los problemas sociales: de común acuerdo, o con violencia (o con la amenaza de violencia).
El gobierno sólo emplea la segunda manera; por eso no logra resultados duraderos y profundos.