viernes, 17 de enero de 2014

Pésima idea, cerrar el país a las importaciones


"Nunca en la historia ha funcionado, pero esta vez sí funcionará". ~El gobierno
 Pésima idea del gobierno, cerrar el país a las importaciones.
Veamos diez razones por qué.
1. El gobierno no tiene autoridad moral para impedir actos pacíficos y consensuales entre los ciudadanos y sus bienes. Importar mercadería no es un ataque contra la vida, propiedad o libertad ajena, por lo que el gobierno no tiene justificación moral para prohibirlo. No es suficiente que al gobierno “no le gusten” las importaciones, o que prefiera “que la plata se quede en el país”. Esto es ridículo, ya veremos por qué, y no justifica criminalizar actos pacíficos y consensuales entre adultos con sus bienes.
2. El dinero que se paga por importar es de los ciudadanos, no del gobierno. Es una intolerable intromisión que el gobierno decida cómo debe usted gastar su dinero, que tanto le ha costado ganar. El gobierno actúa como si fuera dueño del dinero de nuestros bolsillos; esa actitud es propia de un amo, no de un servidor, que se supone es el estado (amos ya tuvimos con los reyes de antaño, y nos independizamos).
3. Expone al país a retaliaciones internacionales. ¿Se creyeron “muy listos” al prohibir importaciones, y fomentar las exportaciones “para que entre más plata y salga menos, y ser más ricos”? Pues los otros países no son tontos y probablemente impongan trabas a las exportaciones ecuatorianas. Así sucede desde hace más de trescientos años; la idea de cerrar al país no es nueva, es propia del viejo mercantilismo del siglo 17. Idea vieja, inútil y atrasapueblo”, ¡y aún así la estamos aplicando!
4. Los países más abiertos al comercio son ricos y prósperos, y los más cerrados son pobres. Basta comparar los ejemplos de los países más cerrados al comercio mundial, como Cuba (donde los profesionales ganan veinte dólares al mes) y Corea del Norte (que sufre regularmente de hambrunas), con los países más abiertos del mundo como Hong Kong o Singapur, donde una de cada seis familias es millonaria. O la diferencia entre ex colonias inglesas que eligieron cerrarse al comercio, como India que sigue siendo pobre, en comparación con las mencionadas Hong Kong y Singapur que pasaron al “primer mundo”.
5. El comercio genera riqueza. En vez de dificultarlo, el gobierno debería facilitar la inversión extranjera. Pero hay dos obstáculos para ello: uno, muchos funcionarios de alto nivel odian los negocios, odian los mercados, odian todo lo que no sea “gobierno”; y dos, no saben cómo facilitar la inversión, pues nunca han hecho negocios, su única experiencia es académica y burocrática; jamás han vendido nada ni creado ninguna empresa exitosa.
6. Enriquece a los ricos a costa de los pobres. Para proteger el negocio de algunos millonarios amigos de los políticos, se obliga a los pobres a comprar productos hechos aquí más caros y de menor calidad. El ciudadano pobre que antes se compraba un par de zapatos y unas medias por $10, ahora sólo le alcanza para comprar los zapatos; su nivel de vida ha bajado, se ha vuelto más pobre por culpa del gobierno. Si los productos locales fueran más baratos y de mejor calidad, no necesitarían barreras para ser preferidos por el público.
El gobierno gasta dinero como marinero borracho, desfinanciando el presupuesto, y para resolverlo ¡van a obligarlo a usted a gastar más en productos nacionales caros! El gobierno quiere usar el dinero de usted para enriquecer a sus amigotes empresarios, garantizándoles un mercado cautivo. Esto me suena a servidumbre.
7. Si usted quisiera consumir solo lo que usted produce, "para no gastarse la plata", su vida sería miserable. Si su familia decidiera consumir sólo lo que entre ustedes producen “para que la plata se quede en la casa”, tendrían el paupérrimo estándar de vida de los campesinos del siglo 15. Si su barrio decidiera comprar sólo lo que se produce en el barrio…, es tan ridículo que no hace falta refutarlo.

Imagínese que su hermano se abre una tienda. Ud. y los demás hermanos van a comprarle, para "hacerle el gasto".

Al llegar, Ud. se da cuenta que su hermano vende las cosas más caras que otras tiendas; hasta un 35% más caras.

Para no "hacerle mala cara", Ud. decide comprarle, para apoyar a su hermano.

Pero ganarse el dinero cuesta; Ud. y su cónyuge deciden ya no comprarle a su hermano, sino más bien comprar en las otras tiendas donde es más barato.

¡Pues resulta que su hermano fue a quejarse donde su papá!: «Papá, mi hermano no me sigue comprando. Si no me compra, me irá mal en el negocio. ¡Oblígalo a que me compre!»

Y al llegar la reunión familiar del fin de semana, su padre trata de manipularlo emocionalmente:

«Eres un mal hijo y un mal hermano. Cualquier buen hijo ayudaría a su hermano».

Usted no se deja manipular, y replica: «No tengo la culpa que mi hermano no sepa hacer negocios competitivamente y venda las cosas más caras. Yo debo preocuparme por mi esposa e hijos; el presupuesto no nos alcanzará si le compramos más caro a mi hermano».

Su papá le pone mala cara y lo amenaza a Ud.: «Hijo, debes comprarle a tu hermano. Si compras en otras tiendas, te quitaré lo que les compres a esas otras tiendas y me lo quedaré yo. Y si tratas de resistirte, te encerraré en el sótano; tu esposa y tus hijos pasarán hambre, no me importa».

Ridículo, ¿verdad? ¡Ese papá parece villano de caricatura! Es totalmente injusto, caprichoso, irracional y déspota. Usted tiene una obligación moral primero con su esposa e hijos, antes que con su hermano; pero a su padre no le importa que Ud. sea un adulto; él quiere mandar sobre Ud., y convertirlo en un poco siervo de su hermano ¡Al diablo su libertad, al diablo su esposa e hijos que vivirán un poco peor, o incluso pasarán hambre!

¿Exagero? NO: exactamente así se comporta el gobierno.

Al gobierno le interesan más sus amigotes empresarios que usted. Por eso al gobierno no le importa que usted no ahorre: le interesa más que sus amigotes se enriquezcan, a costa suya. Al gobierno no le importa que usted tenga que pagar más por algo que podría costarle menos.

Si usted trata de comprar y traer cosas más baratas desde otro país y el gobierno se da cuenta, el gobierno le arrebatará esas cosas y no se las devolverá. Eso es un robo, un abuso. Y si Ud. trata de evitar que le quiten sus cosas, lo encerrarán. Y si trata de evitar que lo encierren, le dispararán a matar, téngalo por seguro

Es decir: el estado está dipuesto incluso hasta a matarlo a Ud., con tal que se enriquezcan sus amigotes empresarios. ¿Se da cuenta entonces que el gobierno se comporta como una mafia?

Claro que tratarán de manipularlo con propaganda: "es patriótico comprar las cosas hechas en el país. Sé un buen ciudadano, prefiere lo nuestro". Pero en el fondo está la amenaza de matarlo si no obedece.

Lo mismo con el país: comprar afuera libera nuestro tiempo para producir más de aquello que hacemos mejor; nos enriquece.
Prohibir el comercio empobrece, reduce la calidad de vida. Recuérdelo la próxima vez que salga a comprarse una camisa, en vez de tejerla usted mismo. ¡Lástima que tantos PhD en el gobierno no vean algo tan evidente!
8. No funciona. En los años ‘70 se intentó el mismo modelo de sustitución de importaciones, con los mismos fines (“cambiar la matriz productiva”, “dejar de ser exportadores de las materias primas para exportar productos con valor agregado”, etc.) a través de las mismas medidas… ¿Esta vez lograremos resultados distintos, haciendo exactamente lo mismo? Lo dudo.
Los países de latinoamérica eran más prósperos que Hong Kong y Singapur en los años 50. Medio siglo de proteccionismo nos mantiene aún en el tercer mundo, discutiendo si vamos a aplicar las mismas medidas que no han funcionado en 50 años.
¿Dije 50? ¡Qué va! Esas medidas existen desde hace más de 300 años (mercantilismo), no han sacado a ningún país de la pobreza, y sólo sirven para enriquecer a unos cuantos empresarios bien conectados políticamente.
9. El gobierno no puede prohibir nada. Esta crítica está basada en el Derecho constitucional republicano. Antiguamente, la voluntad del rey era ley: el rey ordenaba, prohibía, permitía. En las repúblicas, se supone que quien ordena, prohíbe, etc., es el pueblo, a través de sus mandatarios legisladores; el pueblo “se da a sí mismo” las leyes.
Pero en el caso de estas medidas que cierran el país al comercio internacional, se hace a través de reglamentos dictados por órganos dependientes del ejecutivo —no de leyes— que establecen cientos de prohibiciones y requisitos a cumplir. Ésa es una manera hipócrita de proceder por parte del poder: no prohíben directamente, porque serían desenmascarados fácilmente, pero ponen tantas trabas que viene a ser lo mismo.
Al respecto citemos a Montalvo, incansable azote de todo despotismo: «Si el presidente hace irrupciones de hecho en el recinto de las leyes, será usurpador; si las hace por derecho, aunque indirectamente, será déspota o semidéspota, y la forma de gobierno sólo para escarnio del pueblo se llamará republicana» (cit. por don Franciso Huerta en diario Expreso).
10. Los supuestos fines de “sustituir importaciones” y “cambiar la matriz productiva” no son metas ni legítimas ni realizables. Presupone que el gobierno es más o menos “dueño” del país. El rey de antes decidía, y el pueblo obedecía. Papá decide, los hijos obedecen. El dueño de empresa decide, y los empleados obedecen, que para eso les pagan. ¿El presidente decide, y nosotros debemos obedecer? Eso tiene un tufo monárquico. Y no me digan que “han ganado elecciones para aplicar la voluntad popular”; el presidente no es un “rey elegido por votación”, es un servidor, y ¿dónde ha visto usted que un servidor da órdenes como si fuera amo? ¿Hemos reemplazado al rey-individuo por un rey-mayoría?
Parafraseando a Montalvo: los ciudadanos no deben hallar cadenas en las leyes.

¿Se convenció de lo dañina de esa medida, y quiere compartir con el autor su entusiasmo? ¿Se llenó su corazón de odio y rencor contra el autor de estas líneas? Desahóguese terapéuticamente comentando a continuación.