Mil caracteres es el límite usual de las cartas al director que publican los diarios.
lunes, 19 de marzo de 2012
Compartir vs. comunismo
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La niña le pregunta a su padre: «Papá, ¿por qué la gente odia al comunismo? ¿Acaso no consiste en compartir?».
El papá le respondió: «Compartir, es cuando llevas unas galletas a clase, y le convidas a tus compañeros.
»Comunismo es cuando tu profesor te quita las galletas, se lleva la mitad a la sala de profesores, y luego divide el resto entre tus compañeros, dándole las porciones más grandes a los alumnos que lo “cepillan” más».
La niña, de diez años, comprendió.
domingo, 4 de marzo de 2012
No se debe exigir título a los periodistas
Exigir título universitario a los periodistas, contradice la Declaración de Principios Sobre la Libertad de Expresión, expedida por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos: "6. Toda persona tiene derecho a comunicar sus opiniones por cualquier medio y forma. La colegiación obligatoria o la exigencia de títulos para el ejercicio de la actividad periodística, constituyen una restricción ilegítima a la libertad de expresión".
Si se introduce dicha exigencia en la ley de comunicación, tal artículo sería inconstitucional por violentar acuerdos internacionales de derechos humanos que otorgan una protección mayor a la libertad de expresión.
Los periodistas profesionales deberían sentirse seguros de su superioridad frente a los "amateurs" y demostrarla en la competencia diaria por ganar a la audiencia, sin necesidad de excluir ilegalmente la competencia.
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Una pequeña explicación. A alguien se le ocurre publicar sus tonterías en unas hojas, y venderlas. Éso es un diario, una revista. ¿Qué hay de malo en ello? (suponiendo que no incite al odio, etc.).
No será un material profesional, ni tal vez de calidad, pero ¿prohibirle hacerlo porque “no es profesional de la comunicación”? Eso es difícil de conciliar con el derecho a la libertad de expresión.
Los periodistas profesionales, por supuesto, defienden su exclusividad a trabajar en medios de comunicación con sofismas: «Señor Andino, qué hago ahora con mi cartón de tercer nivel?», se queja uno. «No podemos regresar a la época del empirismo», advierte otro. «Sería como si un gran barco muy complejo no necesitaría del aporte de marineros preparados o como dejar a que todas las personas puedan hacer medicinas», afirma el decano de una facultad de comunicación.
Otro nos advierte de los males que podría acarrearnos: «el día de mañana los políticos también podrán ser periodistas, y los políticos podrán ser líderes de opinión en cualquier medio de comunicación, sea público, privado o comunitario». (¿Qué tiene eso de malo, me pregunto? ¿Somos los lectores tan ingenuos, que le creemos a cualquiera que opina en la prensa?)
En mi opinión, la asambleísta gobiernista Paola Pabón, resume acertadamente los argumentos en contra de la exigencia de título: «colocar la exigencia de título profesional [significaría] excluir al resto de personas a hacer uso del derecho a la comunicación». Esto sí es inaceptable.