El poder estatal debe ser limitado.
Los seres humanos podemos equivocarnos, ser rencorosos, vengativos, injustos, violentos.
Para evitar la “ley del más fuerte” se
crearon las garantías del debido proceso: si alguien quiere que se sancione a
otro, deberá demostrar la acusación ante un juez independiente, en un juicio
público, donde el acusado podrá defenderse, etc.
De ahí que la jurisdicción coactiva sea
peligrosa: una institución pública “hace justicia por mano propia”, lo que
puede ser origen de abusos ya que los funcionarios públicos están sujetos a los
errores y vicios de todo ser humano.
Debe negarse la jurisdicción coactiva a la
Superintendencia de Información. Las coactivas incumplen flagrantemente un
principio de la justicia, que es la independencia del juzgador; no debe ser
juez y parte.
Si el estado es servidor nuestro, y no amo,
no debe tener privilegios que no tenemos los ciudadanos; si quiere que se
apliquen sanciones, que acuda a la justicia como todos.