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"Nunca en la historia ha funcionado, pero esta vez sí funcionará". | ~El gobierno |
Pésima
idea del gobierno, cerrar el país a las importaciones.
Veamos
diez razones por qué.
1.
El gobierno no tiene autoridad moral para impedir actos pacíficos y
consensuales entre los ciudadanos y sus bienes. Importar
mercadería no es un ataque contra la vida, propiedad o libertad
ajena, por lo que el
gobierno no tiene justificación moral para prohibirlo. No
es suficiente que al gobierno “no le gusten” las importaciones, o
que prefiera “que la plata se quede en el país”. Esto es
ridículo, ya veremos por qué, y no justifica criminalizar actos
pacíficos y consensuales entre adultos con sus bienes.
2.
El dinero que se paga por importar es de los ciudadanos, no del
gobierno. Es
una intolerable intromisión que el gobierno decida cómo debe usted
gastar su dinero, que tanto le ha costado ganar. El gobierno actúa
como
si fuera dueño del
dinero de nuestros bolsillos; esa actitud es propia de un amo,
no
de un servidor,
que
se supone es el estado (amos ya tuvimos con los reyes de antaño, y
nos independizamos).
3.
Expone al país a retaliaciones internacionales. ¿Se
creyeron “muy listos” al prohibir importaciones, y fomentar las
exportaciones “para que entre más plata y salga menos, y ser más
ricos”? Pues los otros países no son tontos y probablemente
impongan trabas a las exportaciones ecuatorianas. Así sucede desde
hace más de trescientos años; la idea de cerrar al país no es
nueva, es propia del viejo mercantilismo del siglo 17. Idea vieja,
inútil y “atrasapueblo”,
¡y
aún así la estamos aplicando!
4.
Los países más abiertos al comercio son ricos y prósperos, y los
más cerrados son pobres.
Basta
comparar los ejemplos de los países más cerrados al comercio
mundial, como Cuba (donde
los profesionales ganan veinte dólares al mes)
y
Corea del Norte (que
sufre regularmente de hambrunas),
con los países más abiertos del mundo como Hong Kong o Singapur,
donde una de cada seis familias es millonaria. O la diferencia entre
ex colonias inglesas que eligieron cerrarse al comercio, como India
que sigue siendo pobre, en comparación con las mencionadas Hong Kong
y Singapur que pasaron al “primer mundo”.
5.
El comercio genera riqueza. En
vez de dificultarlo, el gobierno debería facilitar la inversión
extranjera. Pero hay dos obstáculos para ello: uno, muchos
funcionarios de alto nivel odian los negocios, odian los mercados,
odian todo lo que no sea “gobierno”; y dos, no saben cómo
facilitar la inversión, pues nunca han hecho negocios, su única
experiencia es académica y burocrática; jamás han vendido nada ni
creado ninguna empresa exitosa.
6.
Enriquece a los ricos a costa de los pobres.
Para
proteger el negocio de algunos millonarios amigos de los políticos,
se obliga a los pobres a comprar productos hechos aquí más caros y
de menor calidad. El ciudadano pobre que antes se compraba un par de
zapatos y unas medias por $10, ahora sólo le alcanza para comprar
los zapatos; su nivel de vida ha bajado, se
ha vuelto más pobre por culpa del gobierno. Si
los productos locales fueran más baratos y de mejor calidad, no
necesitarían barreras para ser preferidos por el público.
El
gobierno gasta dinero como marinero borracho, desfinanciando el
presupuesto, y para resolverlo ¡van a obligarlo a
usted a gastar más en
productos nacionales caros! El gobierno quiere usar el dinero de
usted para
enriquecer a sus amigotes empresarios, garantizándoles un mercado
cautivo.
Esto
me suena a servidumbre.
7.
Si usted quisiera consumir solo lo que usted produce, "para no
gastarse la plata", su vida sería miserable. Si
su familia decidiera consumir sólo lo que entre ustedes producen
“para que la plata se quede en la casa”, tendrían el paupérrimo
estándar de vida de los campesinos del siglo 15. Si su barrio
decidiera comprar sólo lo que se produce en el barrio…, es tan
ridículo que no hace falta refutarlo.
Imagínese que su hermano se abre una tienda. Ud. y los demás hermanos van a comprarle, para "hacerle el gasto".
Al llegar, Ud. se da cuenta que su hermano vende las cosas más caras que otras tiendas; hasta un 35% más caras.
Para no "hacerle mala cara", Ud. decide comprarle, para apoyar a su hermano.
Pero ganarse el dinero cuesta; Ud. y su cónyuge deciden ya no comprarle a su hermano, sino más bien comprar en las otras tiendas donde es más barato.
¡Pues resulta que su hermano fue a quejarse donde su papá!: «Papá, mi hermano no me sigue comprando. Si no me compra, me irá mal en el negocio. ¡Oblígalo a que me compre!»
Y al llegar la reunión familiar del fin de semana, su padre trata de manipularlo emocionalmente:
«Eres un mal hijo y un mal hermano. Cualquier buen hijo ayudaría a su hermano».
Usted no se deja manipular, y replica: «No tengo la culpa que mi hermano no sepa hacer negocios competitivamente y venda las cosas más caras. Yo debo preocuparme por mi esposa e hijos; el presupuesto no nos alcanzará si le compramos más caro a mi hermano».
Su papá le pone mala cara y lo amenaza a Ud.: «Hijo, debes comprarle a tu hermano. Si compras en otras tiendas, te quitaré lo que les compres a esas otras tiendas y me lo quedaré yo. Y si tratas de resistirte, te encerraré en el sótano; tu esposa y tus hijos pasarán hambre, no me importa».
Ridículo, ¿verdad? ¡Ese papá parece villano de caricatura! Es totalmente injusto, caprichoso, irracional y déspota. Usted tiene una obligación moral primero con su esposa e hijos, antes que con su hermano; pero a su padre no le importa que Ud. sea un adulto; él quiere mandar sobre Ud., y convertirlo en un poco siervo de su hermano ¡Al diablo su libertad, al diablo su esposa e hijos que vivirán un poco peor, o incluso pasarán hambre!
¿Exagero? NO: exactamente así se comporta el gobierno.
Al gobierno le interesan más sus amigotes empresarios que usted. Por eso al gobierno no le importa que usted no ahorre: le interesa más que sus amigotes se enriquezcan, a costa suya. Al gobierno no le importa que usted tenga que pagar más por algo que podría costarle menos.
Si usted trata de comprar y traer cosas más baratas desde otro país y el gobierno se da cuenta, el gobierno le arrebatará esas cosas y no se las devolverá. Eso es un robo, un abuso. Y si Ud. trata de evitar que le quiten sus cosas, lo encerrarán. Y si trata de evitar que lo encierren, le dispararán a matar, téngalo por seguro
Es decir: el estado está dipuesto incluso hasta a matarlo a Ud., con tal que se enriquezcan sus amigotes empresarios. ¿Se da cuenta entonces que el gobierno se comporta como una mafia?
Claro que tratarán de manipularlo con propaganda: "es patriótico comprar las cosas hechas en el país. Sé un buen ciudadano, prefiere lo nuestro". Pero en el fondo está la amenaza de matarlo si no obedece.
Lo mismo con el país: comprar
afuera libera nuestro tiempo para producir más de aquello que
hacemos mejor; nos enriquece. Prohibir
el comercio empobrece, reduce la calidad de vida. Recuérdelo
la próxima vez que salga a comprarse una camisa, en vez de tejerla
usted mismo. ¡Lástima
que tantos PhD en el gobierno no vean algo tan evidente!
8.
No funciona. En
los años ‘70 se intentó el
mismo modelo de
sustitución de importaciones, con los
mismos fines (“cambiar
la matriz productiva”, “dejar de ser exportadores de las materias
primas para exportar productos con valor agregado”, etc.)
a
través de las
mismas medidas… ¿Esta
vez lograremos resultados distintos, haciendo exactamente
lo mismo? Lo
dudo.
Los
países de latinoamérica eran más prósperos que Hong Kong y
Singapur en los años 50. Medio siglo de proteccionismo nos mantiene
aún en el tercer mundo, discutiendo si vamos a aplicar las
mismas medidas que no han funcionado en 50 años.
¿Dije
50? ¡Qué va! Esas medidas existen desde hace más de 300 años
(mercantilismo), no han sacado a ningún país de la pobreza, y sólo
sirven para enriquecer a unos cuantos empresarios bien conectados
políticamente.
9.
El gobierno no puede prohibir nada. Esta
crítica está basada en el Derecho constitucional republicano.
Antiguamente, la voluntad del rey era ley: el rey ordenaba, prohibía,
permitía. En las repúblicas, se supone que quien ordena, prohíbe,
etc., es
el pueblo, a
través de sus mandatarios legisladores; el pueblo “se da a sí
mismo” las leyes.
Pero
en el caso de estas medidas que cierran el país al comercio
internacional, se hace a través de reglamentos
dictados
por órganos dependientes del ejecutivo —no de leyes—
que
establecen cientos
de
prohibiciones y requisitos a cumplir. Ésa es una manera hipócrita
de proceder por parte del poder: no prohíben directamente, porque
serían desenmascarados fácilmente, pero ponen tantas trabas que
viene a ser lo mismo.
Al
respecto citemos a Montalvo, incansable azote de todo despotismo: «Si
el presidente hace irrupciones de hecho en el recinto de las leyes,
será usurpador; si las hace por derecho, aunque indirectamente, será
déspota o semidéspota, y la forma de gobierno sólo para escarnio
del pueblo se llamará republicana» (cit.
por don Franciso Huerta en diario
Expreso).
10.
Los supuestos fines de “sustituir importaciones” y “cambiar la
matriz productiva” no son metas ni legítimas ni realizables.
Presupone
que el gobierno es más o menos “dueño” del país. El rey de
antes decidía, y el pueblo obedecía. Papá decide, los hijos
obedecen. El dueño de empresa decide, y los empleados obedecen, que
para eso les pagan. ¿El presidente decide, y nosotros debemos
obedecer? Eso tiene un tufo monárquico. Y no me digan que “han
ganado elecciones para aplicar la voluntad popular”; el presidente
no es un “rey elegido por votación”, es un servidor,
y
¿dónde ha visto usted que un servidor da órdenes como si fuera
amo?
¿Hemos
reemplazado al rey-individuo por un rey-mayoría?
Parafraseando
a Montalvo: los ciudadanos no deben hallar cadenas en las leyes.
¿Se
convenció de lo dañina de esa medida, y quiere compartir con el
autor su entusiasmo? ¿Se llenó su corazón de odio y rencor contra
el autor de estas líneas? Desahóguese terapéuticamente comentando
a continuación.
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