En su artículo Presagio, Irene Vélez recoge hoy en diario Expreso el relato estándar de la guerra civil de EE.UU.: el opresor y esclavista sur fue vencido por el justiciero norte del libertador Lincoln. Pero no fue sólo eso.
Los estados del sur NO querían tomar el poder; querían permanecer libres, confederados. Los del norte querían un gobierno federal central (la “Unión”) que dominara incluso al sur.
Los estados del norte invadieron a los del sur para incorporarlos, contra su voluntad, a la Unión. ¿Suena a colonialismo? Lincoln, textual: «mi propósito en esta lucha es salvar la Unión, no salvar o destruir la esclavitud. Si pudiera salvar la Unión sin liberar un solo esclavo, lo haría».
Se liberó a los esclavos, y se colonizó a los confederados. Y nació el tan funesto imperio norteamericano gracias a Lincoln, que fue para el sur como el usurpador Bolívar para Guayaquil (quien entró con tropas, se declaró jefe supremo y la anexó a la fuerza a la Gran Colombia, desconociendo el gobierno presidido por Olmedo).
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